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Mostrando entradas de junio, 2008

Hojas en mi balcón

De chico solía treparme a los árboles. Ya sean los de mi casa o los de la casa de mi hermana, donde jugaba con mi sobrino. Conocía uno de los árboles de mi casa como la palma de mi mano. Subía a él todos los días, conocía todas sus ramas, sus rugosidades y elasticidades. Algunos años, cuando no lo podaban, lograba subir más alto que mi casa. Y entre las hojas verdes observaba a la gente que pasaba por la calle. Una vez arriba era invisible en su follaje, y las nubes pasaban más cerca. Subir al árbol me llevaba un par de segundos, y era más rápido salir por él a la calle que por la puerta. Que buenos tiempos. Ahora vivo en otra parte, y tengo el gusto de tener un árbol en la vereda, que llena de hojas el balcón. De esa forma, me invita a salir a charlar con él. Dialogamos en silencio cuando los pensamientos se detienen. –La vida es así. –me cuenta– Los botánicos creen que crecemos buscando el sol… ¡Que locura!*... La realidad es que crecemos escapando del origen, de nuestra ...