Negnes

Oh Negnes, mi Nefertiti dorada,
que con un suspiro de tu alma,
llenas de dulce licor
el Tigris y el Eúfrates
que corren bajo mi piel.
Cuando estas conmigo acaricias mi alma,
pero luego,
como una sombra,
como un fantasma
escapas de mi y me dejas solo
en las bóvedas egipcias de tu amor inerme,
vacío,
desamparado,
ante las moscas que comen mi piel muerta.
Y aun asi,
haces crecer en mi
el amor,
el deseo,
el odio,
la furia,
la pasión,
y me mantienes vivo.

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