Mis dos hogares.
Tengo dos hogares en este mundo. Dos hogares distantes, unidos por el mismo río. Nadie sabe que lo son. Nadie podría llegar a ellos o tan sólo reconocerlos. Los árboles y el río son la constante de sus paisajes, pues es parte de mi naturaleza. No hay muchos como yo. [Yo al menos no he llegado a encontrar ninguno.] El primer lugar es un bosque joven, de bellos dibustros que crecen en forma ordenada en una zona baja. Cuando crece el río inunda gran parte de él convirtiéndolo en un bañado. Cuando el río baja, la alfombra de húmedo pasto verde y pequeñas flores azules se mezclan entre los árboles. El viejo palomar, como un castillo abandonado, corona mi estancia. Nunca entro a él, tan solo camino desapareciendo entre los delgados troncos. Prefiero mirarlo desde algunos metros para luego volver a recostarme en la glorieta. Sobre ella, casi llegando al puente, un cable cruza de lado a lado el río. Tensado de un lado por el barranco y por el otro, por una viga de quebracho. Sobre él, un oxida...